El Feng Shui no es un estilo decorativo, sino un estudio del espacio y de las personas que lo habitan.

Los espacios nos hablan y nos transmiten sensaciones. Pero también nosotros transmitimos energía a los espacios donde habitualmente estamos.

El Feng Shui se encarga de equilibrar y armonizar esas energías, para poder estar bien en todos los aspectos de la vida.
Su objetivo es encontrar un lugar para nosotros en esa corriente de energía que influya positivamente en nuestra salud psíquica y física, así como en nuestra vida en general.

Todo lo que nos rodea se compone de energía, incluso la materia inanimada. Así que este arte y filosofía oriental crean una vida armónica con el entorno del ser humano y con la naturaleza.

 

 

   El Feng Shui es un arte chino de unos 6000 años de antigüedad que tiene como meta dar armonía a los espacios que habita el ser humano.
   Las raíces de la doctrina del Feng Shui se encuentran en el taoísmo, una corriente filosófico-religiosa china.
El Feng Shui se aplicó inicialmente a los cementerios. Con el tiempo , su radio de acción se amplió para incluir edificios importantes. De hecho, es posible que fuera una práctica secreta, restringida a los poderosos y lejos del alcance de las masas.  Durante el periodo del comunismo chino que siguió a la Segunda Guerra Mundial, el Feng Shui fue suprimido y sólo floreció en ciertas áreas de Japón, Hong Kong, Taiwán, Singapur, Malasia y Corea. Ahora se conoce en todo el mundo.

 

   ¿Cómo funciona el Feng Shui?
   Conecta la energía de tu cuerpo con la de los espacios que habita, pero, ¿Cómo lo hace?
Tu cuerpo tiene un campo de energía, al que algunos llaman “aura”, que te rodea. Esta energía se mueve a través de ti por los centros llamados “Chakras” recorriendo todos los “meridianos” de tu cuerpo. Esta carga sutil de energía electromagnética transporta tus pensamientos, ideas y emocionas a cada célula de tu cuerpo. El proceso va en ambas direcciones, por lo que tu manera de usar el cuerpo también influye en tu mente y en tu corazón.
   Además, tu energía superficial se mezcla con el ambiente que te rodea, produciéndose cambios sutiles en tu manera de pensar y sentir. Esta mezcla con las energías externas, prolongada en el tiempo, puede llegar a afectar a tu cuerpo físico.
   Tu energía emocional está interactuando constantemente con la energía de tu hogar; en consecuencia, algunos de tus sentimientos reflejan el lugar donde vives. Y no solo eso, sino que tu energía se  expande hacia las habitaciones donde pasas tiempo, llenando su atmósfera con algunas de tus emociones.
 
   Tus pensamientos, sentimientos e ideas se mezclan constantemente con el mundo que te rodea, y siempre estás siendo influido por las diferentes energías que entran en tu campo energético. Al mismo tiempo, tú irradias energía que se dispersa en el espacio que ocupas.
 

 

 

… Podemos elegir si lo que queremos es vivir aquello que la vida nos presenta en el espacio que tenemos o si preferimos preparar el escenario con la intención de vivir aquello que anhelamos.
   Estar centrados en lo que hacemos proporcionará intensidad a nuestra vida. Para disfrutar de ello necesitamos concentrarnos en lo que hacemos, decidimos y elegimos, y el escenario es una de las piezas clave donde llevarlo a la práctica.
   Porque el escenario en el que nos movemos se adhiere a nosotros creando un todo, afectando  a cómo nos sentimos, cómo nos proyectamos a los demás e incluso a cómo nos comunicamos. Y, por supuesto a cómo nos perciben los demás.”
(“Feng shui en la vida”, de Maru Canales)