Siempre se ha asociado los colores tierras, los naranjas, los ocres y los amarillos con la estación del otoño. Está relacionado con el cambio de color del paisaje, ya que los árboles cambian sus hojas verdes por estos tonos antes de perderlas con la llegada del invierno.

 

Ese contraste de días más fríos se compensa con la calidez de los colores. Pasear por el bosque en otoño, donde todo, desde los árboles a la alfombra de hojas en el suelo, está dominada por los rojos y anaranjados, produce una gran relajación. Pero, ¿sabías cuantos naranjas existen? Según los estudios tenemos unos 45 tonos de naranjas. Y los rojos, ¿Cuántos tonos de rojos existen? Pues hay unas 105 tonalidades diferentes. De amarillos tenemos 115 tonos y marrones 95 tonalidades… Así que imagínate esa paleta de colores en los bosques, ¡es impresionante!…

Poner esos colores en nuestro hogar aportará calidez y creará ambientes acogedores.

Los países fríos del norte decoran sus espacios utilizando colores y tonalidades cálidas. Sin embargo, no es lo mismo en países más al sur y de regiones más cálidas.

Recrear ambientes cálidos y acogedores siempre nos aportará bienestar y nos hará sentir arropados. Lo puedes conseguir a través de las telas: colchas, cojines, edredones, alfombras, cortinas. También añadiendo puntos de luz cálida en diferentes zonas, a través de lámparas o velas. Con objetos naturales como la madera, la piedra, el barro, etc.

 

Esta época nos muestra como los árboles se preparan para soltar sus hojas, momentos de desapego y de dejar ir. Quizás, por eso este tiempo nos invite a la reflexión e introspección.

 

 

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