Desde hace algunos años existe una nueva disciplina llamada “neuroarquitectura”, que estudia la influencia del espacio físico en la mente humana. El nombre se debe a que sus investigaciones se enfocan en aplicar la neurociencia a la arquitectura, con el objetivo de descubrir las reacciones del cerebro respecto a determinados ambientes o construcciones.

La neuroarquitectura estudia de qué manera influyen los diferentes aspectos de un entorno arquitectónico en procesos cerebrales como la memoria, el estrés y las emociones.

Esta relación entre el espacio y la mente humana no es nueva, puesto que ya fue observada desde la antigüedad por diversas culturas. Un buen ejemplo son los templos y lugares sagrados cuyas construcciones estimulan el recogimiento, la concentración y la introspección.

 

También lo es la arquitectura panóptica, un diseño que se usa en prisiones y en algunas empresas con el objetivo de dar una permanente sensación de ser vigilado.

Según esta ciencia, los diversos elementos que forman parte de una construcción inciden en diferentes áreas de nuestro cerebro, de este modo:

  • la iluminación influye en el área de percepción y sensación.
  • la organización del hogar en el área del movimiento.
  • las plantas en las emociones.
  • las formas redondeadas en la memoria y el aprendizaje.
  • los objetos prácticos en nuestra zona de toma de decisiones.

Otros aspectos, como la altura del techo de los edificios y el mobiliario de cada estancia, también se tienen en cuenta al aplicar las pautas de la neuroarquitectura.

Numerosos estudios confirman que nos influye todo cuanto nos rodea, ya que es información que llega a nuestro organismo y hace que nuestro cerebro produzca hormonas que provocan emociones. Si el entorno es agradable fabricamos más oxitocina y serotonina, substancias vinculadas a la relajación y al placer. Si, por el contrario, nos envuelven ruidos, luces brillantes u objetos puntiagudos, nuestro cerebro segrega adrenalina y el ritmo cardíaco se acelera provocándonos un elevado nivel de estrés.

 

Estas respuestas inconscientes, que se producen en nuestro cerebro, condicionan nuestro estado de ánimo y, por tanto, nuestra salud, así que es conveniente tenerlas en cuenta en el momento de diseñar o modificar la decoración de nuestros espacios.

 

Diana Quan “El paraíso es tu casa”