Su nombre es de origen sánscrito significa literalmente «circulo».
Las representaciones de los mandalas son una constante a nuestro alrededor, tan abundante es su presencia en la naturaleza, como en la obra humana, en la ciencia o en el arte.
Quizás todavía no te hayas dado cuenta pero vivimos en contacto permanente con ellos: hay infinidad de objetos que tocamos y utilizamos a diario, formas que contemplamos y nos son familiares…
Nuestro intelecto tiende a calificar como «esferas» todo los ámbitos y campos de pensamiento y acción: hablamos de esfera social, personal, profesional o de cualquier otra índole.
Los mandalas llevan hecho un largo camino que se pierde en el tiempo y en las más remotas culturas que nos han legado esta tradición.
Un poeta francés decía: «el mundo es redondo como una naranja, así que el mundo en si, como partido a la mitad son mandalas».
La circunferencia y el centro
El punto central del mandala representa nuestro interior, nuestra vida y nuestras ideas. Y conforme nos alejamos de ese punto es salir hacia fuera, hacia nuestro exterior.
El simbolismo de las formas
El cuadrado: es el símbolo que expresa la orientación en el espacio y la organización. También representa la tierra y la seguridad
El triangulo: Tiene multitud de explicaciones simbológicas. Entre sus simbolismos se sugiere el de tipo sexual, como por ejemplo la representación del pubis femenino cuando tiene la punta hacia abajo. También se dice que es símbolo de agua también con el vértice hacia la parte inferior y de fuego cuando éste apunta hacia arriba, como lo hace la llama. El sistema pitagórico consideró a la letra griega que tiene esa forma (delta) como imagen del nacimiento cósmico; mientras que el ocultismo es símbolo de masculinidad asociado figurativamente a la hoja de trébol. Dos triángulos combinados, uno en dirección ascendente y otro en sentido opuesto representan la energía masculina y femenina respectivamente y si se tocan por las puntas simbolizan la sexualidad.
Al estar compuesto de tres vértices se lo asocia también con el número que compone la Santísima Trinidad cristiana.
En el Zohar o libro del esplendor de la tradición cabalística judía se representa con un ojo dentro de un triángulo. El Maguen o Estrella de David se compone de dos triángulos entrelazados e invertidos, que confieren fuerza y protección, además de ser el más universalmente conocido emblema del judaísmo.
El círculo: es la noción del infinito, la perfección y la eternidad, en la gran mayoría de las culturas y civilizaciones.Son redondas las representaciones como el zodiaco, la tabla redonda de los caballeros del Santo Grial, el reloj o los calendarios aztecas y maya, y la rueda budista. Leonardo Da Vinci encerró el dibujo conocido como la Divina Proporción en un círculo.
La cruz: No es una figura geométrica pero también tiene su simbología dentro de los mandalas.
En ciertas culturas representa el cosmos. La unión del cielo y la tierra.
Pintar mandalas
Pintar es mucho más que un simple colorear un dibujo. Es como desarrollar una danza ritual donde cada bailarín imprime a sus movimientos inconscientemente, sus sentimientos y su manera personal de expresión.
El que pinta sigue una senda por los trazos ya marcados pero lo que expresan los colores que elija y la intensidad del trazo son sus huellas únicas, imposibles de imitar por nadie, ya que sólo esa persona se identifica como lo hace. En una misma figura, cada uno halla una imagen diferente que es la de su propio yo.
Es muy importante estar en blanco para pintar o crear mandalas.
Es ideal trabajar un mandala de dentro hacia fuera, ya que es el yo el que va a ser representado. Es nuestro interior el que queda reflejado en dichos dibujos. El proceso creador es apasionante. Es la necesidad de expresión y el deseo de comunicar lo que nos lleva a realizar ciertas formas, ciertos dibujos y a utilizar diferentes colores.
Tanto los iniciados en la técnicas de meditación como los profesionales de la psicología y los artistas coinciden en señalar que el dibujo o la pintura de cada individuo es diferente incluso si copia un modelo de la naturaleza o uno creado anteriormente por otra persona. Los trazos, los matices y las formas acabadas o incompletas llevan la «firma» de sus autores.
Un mandala creado especialmente por alguien pata meditar contiene, el propio yo de la persona.
Meditar con mandalas creados especialmente para ello, es algo verdaderamente valioso para el autoconocimiento. Es la representación de lo que habita en nuestra alma.
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